miércoles, 29 de agosto de 2012

¿Educación?


La necesidad de salirse de las Instituciones educativas para poder formarse como persona íntegra, cada vez la veo más clara. La educación, si bien desde hace mucho tiempo había estado al servicio de los intereses de unos pocos, hoy sin duda, es la mera especialización sin ningún tipo de reflexión crítica. Han conseguido transformar a los estudiantes y trabajadores intelectuales en analfabetos funcionales. Intentaré explicarme mejor, no son analfabetos al uso, puesto que saben leer e incluso algunos hasta escribir, ahora, pensar es otra cosa. Lo que se fomenta desde todos los rincones del mundo académico es la competitividad, la productividad y la especialización, todos ellos enemigos directos de la formación completa del individuo. En alguno de mis anteriores escritos (El sentido crítico, un valioso tesoro poco cultivado) ya mencionaba que en las diferentes etapas de mi educación, exceptuando con algunos buenos profesores, críticos con el sistema educativo, nunca me han enseñado a reflexionar sobre un texto. Sin embargo, me he tenido que aprender de memoria medidas o párrafos, sin saber realmente lo que significaban.

Pues bien, en mi opinión, una persona intelectualmente completa o íntegra, debe tener una amplia cultura general. Saber un poquito de todo y esto incluye muchas ramas del conocimiento, desde las ciencias, hasta la filosofía, el arte o la literatura, pero también capacidades manuales, mecánica, carpintería, agricultura, etc. Alguien se apresurará a decir que es imposible saber de todo y que así la sociedad no habría avanzado. Pues perdonad que os lleve la contraria, no digo en absoluto que todos tengamos que tener los mismos conocimientos de todo. Evidentemente habrá gente con una capacidad mayor para trabajos manuales, otros con mayor capacidad de cálculo y otros con mayor aptitud para reflexionar. Pero eso no quiere decir, que aislemos a las personas de los demás conocimientos, como se hace en la actualidad. Invito a los lectores que hagan un experimento, vayan y pregunten en la Facultad de Derecho, algo sobre la Teoría de la Evolución o a en las Facultades de Ciencias preguntar quién ha leído la “Caverna” de Platón. A lo mejor me sorprendo y tengo que retractarme de lo escrito, lo cual lo haría con toda la felicidad del mundo, pero me temo que no será así. Todo esto, no es algo casual. No es como algunos argumentarán rápidamente, que la juventud no se preocupa por aprender, no. Es porque los planes de estudio han sido trazados para aislar las diferentes ramas de conocimiento y así, desarmar intelectualmente a las personas dentro de la academia. Un investigador que relacione diferentes ciencias y genere conceptos nuevos, criticando los establecidos, es algo peligroso. Es mejor alguien que no cuestione y realice su trabajo con la mayor eficacia posible.

Ahora bien, tengo que criticar mis argumentos. Ni todo es negro, ni todo es blanco. Primero decir, que evidentemente hay personas muy válidas dentro de la academia. De hecho, totalmente necesarias. Aunque la principal función del sistema sea crear personas complacientes y productivas, surgen individuos con capacidad crítica y que utilizan los conocimientos obtenidos para seguir creciendo. Por lo tanto, se pueden usar las herramientas otorgadas, para crear conocimiento real. Aún así, creo que para de verdad formarse, quizá no esté de más utilizar las herramientas que primeramente nos da el sistema, pero desde luego en algún momento hay que salir de las Instituciones. Si no, la gran tendencia a la especialización y a cumplir con los objetivos marcados, evitarán o reducirán las posibilidades del crecimiento personal.

Apostemos de una vez por todas por una educación emancipadora y libre, que sirva para que las personas tengan capacidad crítica para enfrentarse a los problemas que se les planteen y no una educación adoctrinadora al servicio del modelo productivo y económico.  Mientras tanto, creo que habrá que salirse del sistema educativo, al menos en sus fases más avanzadas.

martes, 21 de agosto de 2012

Un simple desayuno


Aquel niño delgado, moreno y pálido, consiguió romper su ensoñación y despertó. Se despegó las sabanas en aquella mañana fría y gris del enero castellano. Cuando llegó a la cocina de su casa, no pronunció palabra alguna, se limitó a prepararse el desayuno. Ya era tarde y tenía que ir al colegio. Pero Juan, con ocho años, no era un chaval común para su edad. Tenía que prepararse todos los días el desayuno. Cuando terminó, se lavó la cara y los dientes y se apresuró a vestirse. Mientras se disponía a cruzar la puerta de su casa, se despidió de sus padres con un simple gesto con la cabeza. Algo raro había ocurrido esa mañana. Sus padres, sin haber sido nunca muy observadores, se dieron cuenta  de que la actitud de Juan, no era la de todos los días. No había pronunciado ni una  palabra antes de salir de casa y eso, perturbó a sus padres sin saber muy bien por qué.

De camino al colegio, Juan no se lamentaba de su suerte. Estaba triste, sí, pero con ocho años, Juan hacía mucho tiempo que no lloraba. Su carácter hacía que el enfado ahogara su tristeza. Sabía que vivía en injusticia y no lo soportaba. Marian, la madre de Paco, estaba esperando en el semáforo de siempre. Al principio, Juan recorría andando solo, los tres kilómetros que le separaban del colegio. Hasta que la madre de Paco, se dio cuenta de ello y sin preguntar, ni hablar del tema, le convenció para recogerlo todas las mañanas. Marian recordaba lo orgullosa que se sintió aquel día, no era fácil convencer a Juan.  Para lo joven que era, su carácter era muy fuerte. Se había acostumbrado a hacer las cosas por él mismo y no pedía ayuda y si se daba cuenta de que alguien sentía lástima por él, se enfadaba mucho, mucho y dejaba de dirigirle la palabra.

Ese día, cuando se encontraron en el semáforo, había algo diferente en el ambiente. Juan llegó, saludó cortés y educado como era costumbre, y se metió en el coche sin mediar palabra. Marian, notaba una expresión distinta en sus ojos. El brillo, de por sí natural en los azabaches iris de Juan, ese día brillaban aún con más fuerza. Para Marian, casi hasta rugían, pero no se atrevió a preguntar nada. Había cogido mucho cariño a ese niño y sabía que podría perder el trato que tenía con él, si husmeaba mucho en sus asuntos. Aún así, le dio mucha pena.

Llegaron al colegio y cuando iban a cruzar la verja de la entrada, se toparon con Asunción, una de las señoras de la limpieza. Asunción era una señora anciana, con la tez llena de arrugas. Hasta tal punto, que la belleza que se intuía habría poseído de joven, se había tornado en fealdad casi desagradable. Además solía ser muy gruñona y no despertaba demasiadas simpatías ni entre los niños, ni los padres, ni los profesores. Asunción, era una viuda de una guerra ya desconocida para muchos. Aquella mañana cuando Paco y Juan se cruzaron con ella por la entrada del patio del colegio, Juan se acercó lentamente con sus ojos rugientes, fijos en los de la mujer. Tan fijos, que incluso impusieron respeto a Asunción. Se acercó y le dio un abrazo cálido y fuerte a la vez. Cuando se separaron, Asunción estaba descolocada y una gota cristalina le surgía del lagrimar izquierdo. Juan susurró al oído de la anciana. -Sun (sorprendentemente así la llamó, otorgándole más cercanía al momento) ahora sé porque nunca sonríes, no has conseguido que nadie te quiera lo suficiente como para prepararte el desayuno. Dicho esto, Juan se fue hacia el edificio de primaria para comenzar la jornada escolar.

A Asunción, tanto le marcó el acto inesperado de Juan, que se echó a llorar. Desde entonces, Juan y Asunción desayunan todos los días juntos, incluido los fines de semana, a veces después van al parque o al zoo. Y sobre todo, nunca han dejado de sonreír. 

lunes, 20 de agosto de 2012

¿Sabéis lo que estáis haciendo?


Estos días estamos asistiendo a un nuevo fenómeno social, se está escribiendo con letra diferente. En la multitud de protestas que se están sucediendo a lo largo del Estado por parte de los diferentes sectores de la población, se han unido las protestas de funcionarios. Estas se deben principalmente a un recorte de derechos laborales y en concreto, a la eliminación de la paga extra de navidad y los denominados moscosos. Este hecho, siendo importante en sí, puesto que en la ciudadanía española existe una importante parte que trabaja para el Estado, lo es más aún, porque a este grupo se le unen las Fuerzas de Seguridad del Estado. Los policías nacionales y locales, son también funcionarios y como tal, sufren las mismas condiciones que los demás trabajadores públicos.
Este hecho concreto, presenta una realidad nueva a la situación de conflictividad social que está teniendo lugar hoy en día en el Estado. Con parte de los policías indignados, las cosas cambian a favor del pueblo. Pero muchas personas no dejan de hacerse la misma pregunta:
¿Por qué se están manifestando las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado?
Supongo que muchas personas dentro y fuera de la policía, contestarán lo mismo. Pues para volver a la situación anterior en la que no se les había restringido la paga extra. ¿Acaso creen que es posible? Supongo también que algunas de las personas que hagan esta afirmación, habrán de entender que así, no se van a acabar las injusticias que se están cometiendo contra la ciudadanía en su conjunto.
Por lo tanto, si siendo parte de la población que sufre atropellos por parte de una elite que no les representa, ¿se van a conformar con sólo exigir la vuelta a la paga extra? Imaginemos que se lo reintegran de nuevo. Con la guillotina siempre amenazante de la deuda a pagar, ¿no creen que volverán a hacer de las suyas los gestores del régimen y reducirán su calidad de vida en algún otro sentido?
He aquí cuando me vuelve a surgir de nuevo la pregunta, como si entrase en un bucle permanente motivado por mi optimismo. ¿Por qué se están manifestando las fuerzas del orden? ¿Y si al protestar por la situación actual estuvieran cuestionándose a ellos mismos? Me expresaré mejor, si cuestionando las nuevas reglas implantadas por sus superiores, ¿no estarán cuestionando también la función que representan? ¿Y si ahora les digo que estos gobiernos que nos han sucedido y el Estado al que se supone que representan, son la herramienta ejecutora de esas élites financieras que tanto critican? ¿Y si profundizo más y digo que siempre lo han sido, pero que ahora se les ve la verdadera cara?
Señoras y señores Cuerpos de Seguridad y Fuerzas del Estado, se les planteas una cuestión ardua para el futuro inmediato y en lo sucesivo. Van a tener que ser conscientes de una cosa importante. Si los que gobiernan van a seguir por el camino que parece que han trazado, porque van a seguir por él. Ustedes van a tener que tomar una importante decisión, ¿dónde se posicionan? Y a la vez se van a tener que hacer una buena pregunta, ¿cuál era su cometido hasta ahora y cuál va a ser a partir de ahora?
Si van a seguir manifestándose junto con el pueblo, deberán saber que sus protestas poco tienen que ver con la eliminación de la paga extra, puesto que están imbricadas en algo mucho más importante. Protestarán por evitar el nuevo orden mundial, en el que Europa y por lo tanto España, tienen papeles diferentes a los que hasta ahora tenían y en los que seguramente, los derechos sociales y laborales conseguidos hasta ahora, no cuenten demasiado. Si toman ese camino deben saber que tarde o temprano su oficio le exigirá tomar una decisión, tendrán que desobedecer a sus jefes con todas las consecuencias que eso conlleva.
Ahora me quiero centrar en las Unidades de Intervención Policial, los antidisturbios comúnmente dichos. Si siguen el camino de las protestas, ¿de verdad creen que van a poder mantener mucho tiempo el doble rasero, de hoy protesto contigo y mañana te arresto o te machaco? No sé lo que ustedes observarán, pero desde este lado del río se ve de cerca la tormenta y si siguen así las cosas, la situación empeorará. Así que a lo mejor, deben plantearse unirse a los miles de parados de este país. Por supuesto siempre queda la otra opción, manifestarse hasta que les reingresen la paga extra, cual zanahoria, y volver a casa. Como he dicho antes, si es así, ya pueden volver a casa, no sé si van a conseguir su objetivo, pero lo que es seguro que mañana estarán de nuevo indignados. El tiempo no camina para atrás y los felices años de bienestar han acabado y con ello, la paz social. Por lo tanto, vuelvo a preguntar, ¿sabéis por lo que estáis protestando? ¿Sabéis contra qué estáis protestando?

Publicado en la web de En Lucha
http://www.enlucha.org/site/?q=node%2F17558

domingo, 19 de agosto de 2012

Yo poeta decadente


Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.

Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía...

Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía... No sabemos nada.
Todo es conforme y según.


Manuel Machado

viernes, 17 de agosto de 2012

Boceto soneto


Con tanta celeridad,
que mi alma se queda quieta
no es más el que más aprieta,
 si no el que vive con humildad.

Y no es casualidad
que haya tanta marioneta
sin ganas de lucha directa
pues viven aún con felicidad.

Mas si el año que entre
es duro como el granito
todos nos echaremos de frente.

Lucharemos por el trocito
que nos robó amargamente
aquel ruin señorito.

martes, 14 de agosto de 2012

Sorpresa


¿Qué es la sorpresa?
Aquella maravilla fugaz
que nos toca,
cuando algo nuevo llega.

Cuando las risas alteran
lo que creíamos de piedra.

Cuando una mujer bonita
nos mira y nos congela.

Si no hay mal que por bien no venga
y nuestros males,
los portábamos
como si fueran la muerte eterna.
Eso es sorpresa.

Sorpresa. ¿Que qué es sorpresa?
Lo que poco a poco
la corriente de la vida
a nuestra orilla lleva.

Pueden ser tristes, alegres
o violentas,
pero siempre renuevan.
Transforman el mundo
que hasta entonces
fiel nos era.

La sorpresa dices.
¿Qué es aquello que llaman sorpresa?
Amigos, amigas, sorpresa,
es la vida entera.