lunes, 6 de mayo de 2013

Esbozo sombrío

Si fuera un desconocido,
embarrado, en fango podrido.
Castigado por el vacío impuesto,
como si tuviera piedras en bolsillos.

Cada mirada, una respuesta,
un giro de cara, un desaire,
un desgarro sentido.

Cambiar de morada, cruel castigo,
trágico golpe al paso,
un mendigo. Dulce, sonrío,
de perdidos al estío.

Salpicando con lágrimas
aquello que pudo ser
un horizonte soleado y amigo,
mas la trágica guadaña
del caprichoso cupido,
nunca perdonó
al pecho desvalido.

jueves, 2 de mayo de 2013

Recuerdo..., de la nada un carnaval

Soy de un lugar áspero
como áspero es su clima.
De un diminuto pueblo
donde las flores marchitas
se entremezclan,
con el dorado color del fuego,
en esas tardes cálidas,
donde la hierba arde
y el sol enmudece.

Soy de un palacio de piedra
rodeado de dos valles,
custodiado por valientes,
hombres con llagas en manos
y ojos de sincero coraje.

Pues bien, les diré algo
de este rudo, precioso y desolado paraje.
Está poblado por bellas gentes,
que de la nada cultivan simientes
y crean en sus calles,
el más confortable hogar.

Recuerdo, como si fuera ayer,
a sus poetas bohemios
con jaquecas y locos vuelcos,
y con mejor noche que despertar.

Recuerdo a sus pintores,
grandes de corazones,
con trágicas tradiciones
y un futuro que hará palidecer.


Recuerdo también a diseñadores,
de ropas hechas nobles,
por sus manos huesudas,
que convirtieran en filosofía
la antimoda que habrá de aparecer.


Recuerdo a los flamencos,
que sin ningún esfuerzo,
callaban a los gitanos altivos
en las peores bodegas,
con un simple rasgar de guitarra,
y galantería a derrochar.

Recuerdo dos artesanas,
lindas mis dos hermanas,
una morena y otra rubia alba,
con más cariño
de lo que pudieran jamás comprender.
¡Cuántos momentos os añoraré!

Recuerdo a los cantores,
poetas urbanos,
que con rimas en oraciones,
a veces cuentos de ruiseñores,
transformaban los lugares
en caminos llenos de joyas
de grandioso parecer.

Recuerdo un centro social
y otro local a su vera,
los dos construyendo a su manera,
cambiando la realidad.
Éstos, habitados por seres
de amplia generosidad,
que gastaban sus esfuerzos,
su tiempo y energía,
en plantar con alegría,
un mundo de humanidad.

Y qué de ese gran hotel,
la florinata cabaretera
que alumbró un día
como bello teatro-burdel.

Recuerdo un grupo debate,
primero revista y luego con arte,
revolucionando los cacareos
que las calles poblaban
y dando color negro
a la respuesta social.

Recuerdo muchos revolucionarios,
que trabajaban duro,
en coordinadoras y otros grupos,
para plantar cara al Capital.

Recuerdo dos camareras,
que en más de mil borracheras,
hicieron de mí, más que un príncipe,
al que jamás podré olvidar.
Ellas, con su interior de plata,
bellas damas,
alegraban las noches
de la lúgubre cuidad.
¡Ay sonrisas gemelas!
¡Cuánto por recordar!

Recuerdo mujeres inquietas,
todas de ellas selectas
que a todos sorprendían
con su capacidad de aportar.
De entre ellas me acuerdo de una,
que siempre me hizo pensar.

También recuerdo a la huidiza italiana,
no de nacimiento pero sí de corazón,
quedamos veces más de un millón,
y pocas se materializaron
todas bien aprovechadas,
por lo tanto, la pena valió.

Recuerdo a mi partener,
con siempre su lengua vivaz,
que a más de uno hizo rabiar
incluso a mí, me trastabilló,
pero siempre lo hizo con la elegancia
que la naturaleza le dio.

Os recuerdo a todos cabrones,
sabiendo que dejo mi casa
en mejores manos que nunca,
pues de la nada construisteis
un paraíso de color.

Os llevo a todos conmigo
salpicando mi interior.