miércoles, 13 de febrero de 2013

¡Miserables!

Míseros los que condenan con su avaricia al pueblo,
Inocentes y cobardes los que con migajas se conforman.
Lebreles sabandijas, los que señalan a sus hermanos.
Nadie ya tiene esperanza, pero las cosas llegan, siempre llegan.
Cuando nadie lo espera, el grito de alguién, ese chillido imprevisto de último suspiro,
hace despertar a las mentes con sus cuerpos, a las manos con cus armas, al pueblo con su dignidad
Los que no podemos perder, no tenemos miedo a hacerlo.
Los que no tenemos nada que esconder, nada escondemos
Los que ahora ríen, se ahogarán en su vómito sangriento

No olvidéis una cosa, cuando aumenta mucho la presión, llega un momento que el recipiente explota movido por la energía del contenido. Cada día más cerca, cada día menos tiempo...