No es la primera vez que corre
por mis venas esta sensación, ya ocurrió con Alfón cuando lo encerraron. También
había sucedido con cada una de las operaciones Pandora o Piñata y demás nombres
absurdos que no quiero recordar. Por supuesto también pasó cuando casi meten
presos a Carlos y a Carmen, pues lo viví en primera persona. Sus angustias, sus
miedos, su desconcierto, su lucha, la solidaridad que les acompañó.
Pero esta vez algo más me duele,
no sé si es porque cada gota que cae va rebosando el vaso. No sé si es porque
he vivido muchos años en Andalucía y conozco bastante los entresijos del SAT.
No sé si es porque a pesar de que con Andrés sólo he coincidido un par de veces,
tenemos amigos comunes y frentes de lucha que nos unen. No sé exactamente qué
me ocurre, pero cada vez es más fuerte en mi interior la sensación que mi
gente, tarde o temprano, vamos a acabar todos presos.
No nos quieren enfrente. El
Estado español, títere “fascista” del Capital Europeo, cada vez lo tiene más
claro, quien molesta no sale en la foto. Temen a un pueblo que se organiza y
que es capaz de defender los derechos de los trabajadores, combatir las
actitudes racistas de los barrios, hacer arte reivindicativo, consumir de
manera diferente, gritar alto y claro las ansias del pueblo. Realmente creo que
están cagados de miedo, saben que la bola de corrupción que han creado y
mantenido durante años para enriquecerse, tarde o temprano va a explotar. Están
acojonados, perdonen las palabras, porque ven que se les escapa la situación
tanto dentro de sus fronteras como fuera. Por todos lados el barco de la Europa
de “Dos Velocidades” hace aguas y la parte caciquil, destinada al Sol y playa,
llamada Estado español, que siempre supo ser dócil a los designios europeos, pretende
hacer frente al abismo como siempre lo hizo, por la tangente de corte autoritario.
Aunque consigo pensar con
claridad, los pinchazos en el estómago no se van. Pienso en Andrés y en su
familia, pienso en los miembros del SAT. Pienso en Mónica y en Francisco,
pienso en Alfon, en Noelia…, son tantos que no puedo nombrarles a todos, pero
sí pensarlos. Pienso en mí, en cómo estaría en su lugar. Pienso en mi familia y
en que a lo mejor algún día tienen que perder lágrimas por verme también
encerrar. Los pinchazos se hacen más agudos. Pienso en que el Estado español
tiene muy claro donde nos quiere llevar.
De repente algo dentro de mí,
cambia. Ese pinchazo se transforma en tormenta, en fuego. La tristeza pasa y
comienza el cabreo. Si ellos tienen claro dónde quieren ver a los nuestros, quizá
debamos dejar de evitarlo. Quizá cientos de jóvenes estén hartos del futuro que
les han dejado. Quizá los familiares y amigos de los presos estén empezando a
sentir algo. Quizá ya nos hayáis quitado tanto que hayamos perdido hasta el
miedo.
Se llama política de conflicto,
¿es eso lo que vais buscando? Huelo a cadáver y creo que es el Régimen del 78,
la Europa del Capital y todo el entramado mafioso que lo está sustentando.
¡Cuando todas las máscaras caen,
sólo puede caminarse hacia Adelante!
Andrés, mi homenaje hacia ti y los tuyos, aumentar la lucha.