Un
reencuentro inesperado,
como no
podía ser de otra manera.
Ya
llevamos años viéndonos furtivamente,
en
noches de borrachera,
en un pequeño pueblo encantado,
en el
que nos conocimos,
que nos
vio crecer,
y del
que ambos volamos.
Ahora
hemos vuelto,
algunos
por ganas,
otros
por derecho,
ahora
nos reencontramos y nos reconocemos.
Seguimos
siendo los mismos,
que
cuando éramos pequeños,
con esa
conexión,
que parece no perderse después de milenios.
Por
muchas horas que tengamos,
por
muchas ganas con las que hablamos,
yo sigo
pensando,
que podemos entusiasmar
hasta
los más equivocados,
que
podemos vencer el alba,
la
noche y al inverno helado.
No
puedo perderte,
como te
perdí hace años,
no
quiero imaginar que me voy
y que
tú seguirás ignorando,
lo que
tú me haces ser,
lo que
tú me has inspirado.
Soy
aquel muchacho que se enamoró,
de lo que
tú representas,
de lo
que tú me alimentas.
No
quiero perder las ilusiones,
que
tengo a tu lado.
No
quiero imaginar que podamos estar atados,
a un
destino maléfico que quiere engañarnos,
que
nunca soportó vernos amados,
que
quiere la Tierra, con guerra y gusanos,
pero no
quiere un reencuentro
que
rompa la ira en pedazos.
Un reencuentro de los que te hacen temblar...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Increible Carlos, te superas poema a poema. Sigue sin dejar de escribir!!! un abrazo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias a los dos!!!
ResponderEliminarMe cago en diez, sólo por vosotros merece la pena.
Un abrazo a los dos.
Muy bueno Carlitos, yo tambien tuve un reencuentro impactante hace poco y me viene al pelo tu poema...sigue así!
ResponderEliminarMuchas gracias txetxu!!!
ResponderEliminarSon bonitos estos reencuentros, ¿eh?.
Espero que salga bien.
Un abrazo!!