La Unión Europea se encuentra en
un momento crucial en su historia reciente. Primero ha sido la crisis económica
más importante desde el crack de 1929 y
las consecuencias que todos conocemos: el recorte del nivel de vida,
derechos y libertades de los ciudadanos de países miembros, políticas austericidas , naciones rescatadas, extorsiones y chantajes a
Grecia, el auge de los partidos de
extrema derecha, la posible salida de Reino Unido del grupo, etc, etc.
Todo esto está teniendo
consecuencias drásticas dentro de los países de la Unión Europea, virando su
política hacia un camino de no retorno entre la xenofobia y la política del
miedo. Sus actuaciones se traducen en endurecimiento en políticas migratorias,
blindando sus fronteras e incluso desplazando militares a los puntos críticos
de entrada de refugiados. En septiembre de 2015, Hungría cerraba sus fronteras
con Serbia con 4000 soldados (4). En Grecia durante el año 2014 se produjeron
varias denuncias de torturas por parte de sus guardacostas (5). Bulgaria ha
desplegado su ejército ante la frontera turca para apoyar a la policía en las
tareas de vigilancia, ante la posibilidad de que grupos de refugiados traten de
entrar en el país (6). Macedonia, Eslovenia, Croacia, Serbia, toda Europa
cierra filas, más vallas, más fronteras, más policías, más control…, más
violencia. ¿De verdad este es el camino?
El papel de Turquía
Pero claro, ya sabemos que a los
líderes europeos nunca les gustó mancharse las manos dentro de sus fronteras,
siempre prefirieron que el terror y la miseria se quedaran fuera. Cuando se
habla de aliados estratégicos, se habla por algo. A Europa le viene muy bien
llevar mareando a Turquía varias décadas con la promesa de integrarla dentro de
la UE, pues les hace de puerta de acero frente a los problemas que puedan venir
de las guerras que La Alianza Atlántica genera en Oriente Medio. Esto es lo que
ha ocurrido con el acuerdo que firmaron hace dos días con Turquía.
¿En qué consiste el acuerdo?
Entre las medidas principales,
aún por cerrar, está la de devolver al país vecino a todo extranjero que llegue
ilegalmente a las costas griegas, incluido a los sirios. A cambio, la UE se
compromete a traer desde Turquía a un número de refugiados equivalente al de las
expulsiones. (7). El acuerdo incluye otras tres condiciones para Europa:
aumentar los 3.000 millones destinados a Turquía para atender a los refugiados,
eximir a los ciudadanos turcos de la necesidad de poseer un visado para viajar
a la Unión Europea y avanzar en el proceso de adhesión al club comunitario.
Sabemos que los tiempos en
política son muy importantes, y es muy fácil prometer volver a introducir
refugiados sirios “en condiciones legales”, cuando ya te has quitado el
problema de encima.
Lo más cómico de todo este asunto
es que nos quieren convencer que este plan ha sido instado por el presidente de
Turquía. Claro, si ya es demasiado difícil de explicar la legalización de las
devoluciones en caliente de refugiados de guerra, que lleva implícito este
acuerdo, ¿cómo explicar que han “contratado” a un país que está denunciado por
organizaciones internacionales por vulneración constante de los DD.HH? (8) ¿Cómo
explicar ahora que Turquía es un país seguro donde la libertad de prensa está
restringida (8), la represión a la disidencia es constante (10), (11) y donde
se produce el tráfico de camiones cisterna de petróleo llegado del ISIS? (12)
Viaje a ninguna parte
Los líderes europeos quizá están
sobreestimando su capacidad de negociación a estas alturas de la película.
Quizá desconocen el desencanto que han provocado durante años en Turquía hacia
la UE. (13) Buscarse aliados que se venden al mejor postor y que no respetan a
sus propios ciudadanos ni el derecho internacional no parece la mejor idea. Hacer añicos el “Acuerdo de Shengen” (14) y
denegar el derecho de asilo a las personas refugiadas de guerra parece también
un mal camino.
¿Qué es lo que está ocurriendo?
Quizá Europa va con paso lento
pero inexorablemente hacia el abismo. Es posible que las élites europeas reconozcan
que les queda ya poco de la mínima hegemonía que poseían. Todo concuerda, el
final de los sistemas de bienestar, el auge de los partidos de extrema derecha,
la ruptura de los acuerdos internacionales de asilo. El comienzo de una nueva
Edad Media se vislumbra en el horizonte de la Europa del siglo XXI. ¿Es este el
camino del Establishment europeo? Y lo más importante de todo, ¿los ciudadanos no tenemos nada que decir?
(5)
http://www.eldiario.es/desalambre/policia-migratoria-acusada-absolucion-anunciada_0_331766990.html
(10)http://www.laizquierdadiario.com/Turquia-caza-de-brujas-contra-docentes-que-denuncian-la-represion
¡Vaya! ¿os habéis puesto todos de acuerdo para deleitarnos de nuevo con vuestras reflexiones?. Interesante reflexión Carlos. Comienzo a madurarla, no te libras del debate ;) ¡Un abrazo!
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