En el presente texto no se pretende hacer un análisis exhaustivo sobre la problemática que afecta a la sostenibilidad de los recursos, o al manejo de los desechos. Tampoco se intenta plantear soluciones claramente estudiadas, ni elaboradas al problema, las cuales son de carácter tanto político, como económico. Para ello se necesitarían varios años de estudio y especialistas de diferentes campos de investigación, además de una fuerte voluntad política a nivel de Estado. Simplemente se intentan dar unas pequeñas pinceladas para exponer los principales aspectos de la problemática en cuestión y abordar alguna de las alternativas que desde ciertos sectores de la sociedad se están planteando.
Para poder entender las causas de la crisis ecológica (principalmente en la obtención de recursos) que desde hace unas décadas se viene observando a nivel global, y que está siendo manifiestamente presente en la actual crisis económica, es necesario estudiar cómo ha evolucionado la población en los últimos tiempos. Desde el inicio de la industrialización, hace dos siglos y medio, la población mundial ha incrementado su número sustancialmente como consecuencia de una drástica disminución en la mortalidad y no tanto por un incremento de la natalidad, que también ha descendido en la mayoría de países. Los datos de crecimiento de la población mundial (datos de los que disponemos pertenecientes a la fase moderna de la historia del hombre) indican que el crecimiento de la población sigue una pauta típica. Según Raymond Pearl describe una curva sigmoidea, empezando con unas condiciones de estabilidad en los números, la población crece, primero muy despacio, después a un ritmo rápidamente acelerado y finalmente despacio de nuevo, cesando eventualmente cuando se establece un nuevo equilibrio.
El crecimiento moderno de la población se distingue claramente de todos los anteriores incrementos por tres cosas: su dimensión, su continuidad y su duración. Es muy interesante destacar, cómo antes de 1750 y durante siglos, la población mundial se mantenía aproximadamente cercana a los mil millones de individuos, desde entonces se ha multiplicado casi por siete. Es de suponer que este incremento exacerbado tiene y tendrá consecuencias irremediables que debemos conocer y afrontar. Es importante remarcar que casi desde que se empezó a detectar el problema, muchos científicos, entre ellos Malthus, expusieron varios métodos para regular la población. No voy a entrar a estudiarlos, ni a valorarlos, simplemente expondré que Malthus define dos métodos para evitar la explosión demográfica, los métodos positivos, que aumentan la tasa de mortalidad, y los preventivos, que disminuyen la natalidad. En estos últimos los neomalthusianistas incluyeron los métodos anticonceptivos.
Es fácil imaginar, cuál va a ser uno de los principales problemas a los que la sociedad va a tener que enfrentarse para sostener una población con una tendencia ampliamente creciente. El primero que se nos viene a la cabeza es, de dónde sacar los recursos necesarios para mantenerla. Y cuando en el siglo veintiuno hablamos de recursos, no sólo hablamos de alimentos, que también, sino de un problema quizá más acuciante, las energías. En el año 2000, ya éramos seis mil millones de habitantes en el planeta, y cada uno de nosotros utilizaba, como media, cuatro veces más de energía que sus antepasados de hace cien años. A lo largo del siglo XX, el consumo de combustible fósil fue dieciséis veces mayor que en el siglo anterior. Teniendo en cuenta que de toda esta energía, una mínima proporción es renovable, es evidente que tenemos un problema.
Pero como he dicho antes, las energías aún siendo un problema fundamental, no es el único que ha de preocuparnos. En las últimas dos décadas, la Ecología Humana se ha desarrollado ampliamente y ha aportado varios términos, que nos van a ser muy interesantes para entender la problemática de la obtención de recursos, recursos en general y no solamente energía. El primero es la Biocapacidad del planeta, se refiere a la superficie económicamente útil. Sobra decir, que aunque vivimos en un planeta extenso, hay muchas regiones geográficas y topográficas, que nunca serán aprovechables en términos de economía de los recursos. Por ejemplo, desiertos, polos, altas montañas, fosas submarinas, etc. En 2003 la superficie económicamente útil de la Tierra, o sea su Biocapacidad, correspondía a 11200 mill. hac. Esto es 1,8 hectáreas por persona. Para terminar de entender la ecuación simplificada, hay que mencionar el otro concepto muy utilizado en la actualidad. Huella Ecológica, es decir, la superficie del planeta, terrestre y marítima, que precisamos para mantener las actividades económicas hoy existentes. En 2003 ascendía ya a 14100 mill hac, o sea, 2,2 hac por persona. No es difícil de observar, que ya en el 2003 (hace ocho años) ya existía un déficit en la superficie útil, y por lo tanto, en la posibilidad de proporcionar los recursos necesarios a toda la población. Hay que tener en cuenta, que evidentemente no tienen la misma huella ecológica personas nacidas en Australia, EE.UU o Europa, que las nacidas en países del África Subsahariana, siendo la de éstos mucho menor que la de los primeros.
Para no generar pánico al lector, resaltaré que se están estudiando alternativas a modelos productivos, diferentes de los que hoy imperan. No por ello hay que olvidar, que la población no podrá seguir creciendo siempre y que la sociedad global en su conjunto, tendrá que enfrentarse al problema, y esperemos que sea de una forma justa y democrática.
Pues bien, una de las soluciones que actualmente entre grupos de sociólogos y politólogos, desconozco si desde el campo de la ecología también, se está promoviendo, es el Decrecimiento. La tesis es la siguiente, no se puede mantener un crecimiento económico eternamente, por lo cual intentando que afecte lo mínimo al desarrollo humano, hay que reducir considerablemente ciertas actividades económicas, por supuesto principalmente en el los países del Norte desarrollado. Las actividades económicas que se verían afectadas tendrían necesariamente que ser, las que más afecten al medio ambiente, por ejemplo, la industria del automóvil, la armamentística, la construcción de infraestructuras, etc… También se apostaría por el desarrollo de una economía local, en antítesis de la economía global actualmente establecida. Desarrollo de una agricultura y ganadería lo más cerca posible de los lugares de consumo. Reducción de las transacciones de mercancías a grandes distancias, siempre claro, que se pudiera evitar. Restricción notable del espacio publicitario. Reducción del gasto energético. Reorientar la investigación tecnocientífica. Evidentemente estas actuaciones tendrían grandes consecuencias, y una de ellas, es el gran número de puestos de trabajo que se perderían al reducir las actividades económicas anteriormente descritas. Este aspecto es a día de hoy uno de los más controvertidos, pero existen también soluciones. Se intentarían crear y ampliar aquellos sectores de la economía vinculados con la satisfacción de las necesidades sociales y la atención del medioambiente. También se aporta la conveniencia de repartir el trabajo en los segmentos económicos tradicionales que, por lógica, quedarán sobre el terreno. Además, sería interesante plantearse la vieja reclamación sindical de trabajar menos, para que trabajemos todos.
Por último, hay que tener en cuenta que todas estas medidas no se pueden llevar a cabo, si la ciudadanía en general no reduce su consumo exacerbado e ilógico, y apuesta por unas actividades de ocio más relacionadas con la comunicación y la sociabilidad y menos con el consumo. Las medidas a tomar son grandes y costosas, pero todavía pueden ser eficientes. La pregunta que nos tenemos que hacer es, si tenemos una alternativa o si queremos apostar por ella. En caso contrario, es mejor no pensar en estas cosas, vivir lo mejor posible y el que venga detrás que se las apañe.
Demasiado Largo
ResponderEliminarDemasiado Largo
ResponderEliminarUna buena síntesis del problema. La realidad es que vamos al desastre, el primer mundo no quiere cambiar su nivel de vida y el segundo lucha por progresar. La humanidad actualmente es una plaga para el planeta y esto no cambiará hasta una extinción de nuestra especie.
ResponderEliminaresta muy largo
ResponderEliminarcuando abri la pagina me aburri y me kede dormida
Siento mucho tú aburrimiento, aunque me alegra que hayas podido conciliar el sueño, no todos somos capaces.
EliminarEn fin, no eres la primera persona que me dice esto del anterior artículo, debería haberlo hecho más amenos. Te doy la razón. Aunque también creo, que no es un texto para entretener, no es un cuento, un relato. Es un artículo que pretende exponer unos hecho y criticar otros, y eso a veces, puede parecer aburrido.
Salud!
malo y largo
ResponderEliminarmuy malo no reponde a ninguna de las problematicas de la superpoblacion y ademas te desvia de la converacion
ResponderEliminarnfnfn
ResponderEliminarMe parece bueno el artículo. Y no creo que sea largo, sino todo lo contrario. Me quedé con ganas de saber más respecto a este tema en el que todos estamos involucrados y deberíamos sentirnos comprometidos con el mismo. Para entender bien el tema de fondo hace falta investigar y eso requiere de mucha lectura. El que busca otra cosa, que se compre un comic y listo.
ResponderEliminarDEDICATE A OTRA COSA, NO SE ENTIENDE Y MENOS LAS SOLUCIONES
ResponderEliminarMuy buen artículo, sigue en esta línea. Desde mi punto de vista hay dos problemas reales: unos es la sobrepoblación (y la perspectiva de que este problema vaya a más) y el otro problema es lo que tenemos las personas dentro de la cabeza, fruto de nuestra educación (o de nuestra ignorancia, depende de como se mire). SOLUCIÓN: dejar de alimentar a las élites/bancos/corporaciones, o sea, dejar de consumir los productos que nos venden o, lo que es mejor, dejar de utilizar el dinero, en cualquiera de sus formatos. Para ello existe el concepto de CONSUMO COLABORATIVO, que es una de las grandes opciones para mejorar el mundo. El consumo colaborativo se define como "la manera tradicional de compartir, intercambiar, alquilar y regalar redefinida a través de la tecnología moderna y las comunidades". Aquí lo explica bastante bien: consumocolaborativo.com. Espero que os sea de utilidad. Jordi
ResponderEliminarConsumo colaborativo: desde compartir bici o plaza de aparcamientos, a puntos de encuentro de compra venta de entradas entre particulares, ropa, bancos de tiempo, micromecenazgo, coworking, compartir wifi o cuidado de mascotas. Prácticamente cualquier necesidad se puede cubrir de forma colaborativa y sobre todo, sin intermediarios. Menos costes y mayor rapidez. Una economía con menos peldaños. Jordi
ResponderEliminarDISPARATE
ResponderEliminarMalditos haters incultos, es un artículo bien redactado, aunque podria extenderse mas en ciertos puntos y acortar otros no tan relevantes
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