martes, 15 de noviembre de 2011

Mojados de humildad


Porque aquello que comí
es la carne que hoy me forma,
todo aquello que viví 
es el mirar de mis ojos
hoy mojados de humildad.
Y sin compartir la sangre
tanto hemos respirado
juntos nos hemos creado
nunca costó comportarse,
y aquí estamos, dosmilonce,
tan lejos y tan cercanos
hablando de hombre a hombre
sin temor a pronunciarnos,
con los corazones rotos
con el rostro algo arrugado
con la sonrisa que mira
la honestidad de un hermano.
Qué rico saben los hierros
de las vallas, empotrado,
si es tu mano quien me empuja
y estás a menos de un paso,
qué rica sabe la vida
qué honesta es la dulzura
de abrir los pechos de penas,
de tristeza y de locuras,
de relatar que perdimos
de delatar traicionados
que lloramos en el frio
de una cama en soledad,
y tras desoladas noches
y tras salvadores versos
humildes volvemos siendo
sonriendo en serenidad.
Por muchas noches locas,
Por mucha vida más.


Héctor López Blanco 

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