Ganó la
perseverancia
de las
calamidades secuestradas,
a cada
instante robadas.
Será
expropiada
cada
idea vendida,
por
cuatro duros pertrechada,
coartada
y exprimida.
Volverán
caminando
las
almas torcidas,
cinceladas
por maestros,
de las
peores artimañas.
Embutidas,
en
fragmentos
de
balas perdidas.
Un
espasmo, reflejado
en
murallas
de
ignorancia.
La ira,
plasmada,
en cada
sábana
rasgada.
Conquistando,
aquello
que era libre
y que
jamás,
debió
ser subyugada.
Niñas
mirando
como
mutilan
la
utopía de sus carnes
en
calma.
Niños
colgados
de anuncios
pensados,
para sesgar
su virgen
infancia,
que hasta
entonces
surgía,
en barrancos
perdidos
y en cascadas
de plata.
Una
falacia
de conjuras
inventadas,
repetidas
como sermón
durante
siglos,
incrustada,
en cada
cuna
de cada
casa.
Y
enfrente,
enfrente,
sólo
quedan las mentes
que miran,
sin nada
que perder,
arriesgando
la semilla
que con calor germinara.
Mancillando
un futuro
de
dignidad detestada.
Suspirando
por partidas
hace tiempo
jugadas.
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