Permítanme hoy que muestre la locura mía, o quizá la locura
de nuestro tiempo, no en mis palabras, si no en la de poetas ya muertos.
Permítanme, que comparta con ustedes, la lujuria que tengo
dentro, lujuria por escritos que queman y me provocan entuertos, que dan muerte
a convencionalismos.
Permítanme una vez
más que escupa contra la placidez del mundo primero y que llore por la
tempestad de los demás. Por los gritos yo hoy no duermo, por las balas escribo,
por las bombas recito y por la vida comparto este momento lírico que tanto
dolor de cabeza me está causando.
Insomnio entre renglones que va y viene. Paranoia
que se transforma en rabia, rabia en tristeza, tristeza en efervescencia y
vuelta a empezar. No teman mis amigos, sólo hoy podrán encontrarme tras los
escritos de esta manera. Dicen los sabios, que quien escribe con vehemencia lo
que siente y lo que piensa, termina volviéndose loco. Algunos les reímos su
miseria y decimos que loco es aquel que no siente y que no piensa. Quizá la
palabra loco se quede corta.
“El alma cantó la
muerte, la verde corrupción de la carne,
e imperó el murmullo
del bosque,
la queja febril del
animal.
Siempre tañían desde
torres
las azules campanas de
la tarde.”
Georg Trakl
“Varas suplican
cruzados brazos
escritura vacila
pálido desconocido
flores impertinentes
polvos atemorizan
vislumbre
lagrimea
vidrea
olvido.”
August Stramm
“A veces en la noche
yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro”
Damaso Alonso
“Y sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen
a la cosa, la copia al original, la representación
a la realidad, la apariencia al ser...”
Feuerbach
“Todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en
una mera representación”
Guy Debord
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