miércoles, 25 de mayo de 2011

Aires de Mayo.

Aires de mayo resuenan
en las mentes de los hombres,
mujeres alegres cantan
los corazones valientes.

Algo ha cambiado en el mundo
las cosas no son como fueren.

La primavera llegó
florecieron los rebeldes.

Son ya muchos atropellos
contra el pueblo se acometen,
hemos aguantado todo
agachando siempre la frente.

Algo ha cambiado en el mundo
las cosas no son como fueren.

No hay más que mirar
en los ojos de las gentes
para comprender y observar
que todo cambió de repente.

Ojos abiertos, serenos,
conscientes,
ojos siempre altivos
orgullosos sin tembleque.

Ha llegado el momento
y aquí estamos en el frente
no tenemos miedo, no,
ni a nadie que nos represente.

Esto es el quince de mayo
gritaré alto que se enteren,
no conseguiréis romper
la fuerza que nos retiene.

Algo ha cambiado en el mundo
las cosas no son como fueren.

Los jóvenes no se callan,
los estudiantes ya no asienten,
las mujeres aclaman la vida,
los inmigrantes pelean, se retuercen.

El mundo ha cambiado
y los aires de mayo se sienten
no conseguirán parar
la libertad de este torrente.

Unidos y adelante
los opresores nos temen
ha llegado el momento,
¿conseguirás mantenerte?

Poema 20.(Veinte poemas de amor y una canción desesperada)

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos 
sean los últimos versos que yo le escribo. 


Pablo Neruda

miércoles, 11 de mayo de 2011

Soledad.

Soledad compañera,
patria mía, siempre en guerra.

Soledad, mujer y esposa
ahora eres toda mi vida.

Surco el camino contigo
conozco tus entresijos.

Eres mi abrigo y mi casa,
otorgas calor y alabanzas.

Soledad quieres mi alma
no dejas que me emancipe
de tus afiladas garras.

Soledad, tanto me quieres
que rompes mis huesos, me hieres.

Soledad de tanto quererme
matarás mi corazón rebelde. 

Labro surcos en tu regazo,
me agazapo en tus pechos blandos.

Dejo que me trasportes
al otro lado del charco.

Dejo que arrastres mi piel
como si fuera de trapo.

Soledad de tanto tirar
me romperás en pedazos.

Soledad de tanto quererme
me acabarás matando.

martes, 10 de mayo de 2011

Días de plástico y ondas

Oscuras razones
mueven el mundo.
Alegres canciones
tengo yo en mi cabeza.
Contradicción maltrecha,
la vida que nos ampara
no es sino pálida,
enferma y no sana,
nos lleva por el destierro
de nuestra propia alma.
Sin pena, ni gloria,
sin gracia.
Sin una verbena
que llevarse a la boca.
Estos son nuestros días
de plástico y ondas.

Beltor Brecht

Primero vinieron a por los comunistas,
y yo no los defendí, porque yo no era comunista.
Después vinieron a por los judíos,
y yo no los defendí, porque yo no era judío.
Entonces vinieron a por los católicos,
y yo no los defendí, porque yo no era católico.
Finalmente vinieron a por mí,
y para entonces, ya no quedaba nadie para defenderme.

Beltor Brecht

Preguntando caminamos

"El cambio revolucionario es más urgente que nunca, pero ya no sabemos que significa revolución (...) Nuestro no saber es también el no saber de aquellos que comprenden que no saber es parte del proceso revolucionario. Hemos perdido toda certeza, pero la apertura de la incertidumbre es central para la revolución. "Preguntando caminamos", dicen los zapatistas. No sólo preguntamos porque no conocemos el camino, sino también porque preguntar por el camino es parte del proceso revolucionario mismo"

Holloway

domingo, 8 de mayo de 2011

Palacio de cartón.

Mi palacio de cartón, es todo lo que yo tengo
en el valle lágrimas, de la ciudad entierro.
Las botellas son las flores, las ratas la esperanza,
las jeringas, los juguetes de los niños en la rambla.

La mañana empieza el día,
por el valle encrucijada,
¡cuántos cuerpos van sin alma!
La heroína los reclama.

Tengo yo que reunir dinero,
para luego cabalgarla.
Don Benito me la vende
se ha cansado de fiarla.

Me atropello la ciudad
buscando en la basura,
pidiendo a las señoras
dos monedas con ternura.

Por la tarde acaba el día,
el mono me suplanta
son las horas de agonía,
mis ganas de vivir se marchan.

Desciendo el camino a la selva acartonada,
los fuegos fatuos me siguen
en bidones con guitarras,
las farolas ya son rotas
los cristales no se apartan.

Don Benito allí me espera
con su sonrisa en la cara
- ¡Manuel, buenas tardes!
¿Ya vienes a buscarla?
Te acabará matando, me dice,
me la vende más barata.
No molesto, ni en mirarle,
la gomina de su pelo
me da arcadas.

Vuelvo al palacio de cartón
donde las ratas me guardan,
aquí acaba mi día
¿Qué pasará mañana?

sábado, 7 de mayo de 2011

A mis soledades voy.


A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

No sé qué tiene el aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo,
no puedo venir más lejos.

Ni estoy bien ni mal conmigo;
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta,
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.

De cuantas cosas me cansan,
fácilmente me defiendo;
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento;
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.

La diferencia conozco,
porque en él y en mí contemplo
su locura en su arrogancia,
mi humildad en mi desprecio.

O sabe naturaleza
más que supo en este tiempo,
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.

«Sólo sé que no sé nada»,
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad,
adonde lo más es menos.

No me precio de entendido,
de desdichado me precio;
que los que no son dichosos,
¿cómo pueden ser discretos?

No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.

Señales son del juicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más,
otros por carta de menos.

Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres,
que desde entonces no ha vuelto.

En dos edades vivimos
los propios y los ajenos:
la de plata los estraños,
y la de cobre los nuestros.

¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?

Todos andan bien vestidos,
y quéjanse de los precios,
de medio arriba romanos,
de medio abajo romeros.

Dijo Dios que comería
su pan el hombre primero
en el sudor de su cara
por quebrar su mandamiento;

y algunos, inobedientes
a la vergüenza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.

Virtud y filosofía
peregrinan como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.

Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento,
la mejor vida el favor,
la mejor sangre el dinero.

Oigo tañer las campanas,
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.

Mirando estoy los sepulcros,
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.

¡Oh, bien haya quien los hizo!
Porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengaron los pequeños.

Fea pintan a la envidia;
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,
sin tratos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir,
piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos,
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones ni pleitos;

ni murmuraron del grande,
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, firmaron
parabién, ni Pascuas dieron.

Con esta envidia que digo,
y lo que paso en silencio,
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.


Lope de Vega

A Miguel Hernández

Llegaste a mí directamente del Levante. Me traías,
pastor de cabras, tu inocencia arrugada,
la escolástica de viejas páginas, un olor
a Fray Luis, a azahares, al estiércol quemado
sobre los montes, y en tu máscara
la aspereza cereal de la avena segada
y una miel que medía la tierra con tus ojos.

También el ruiseñor en tu boca traías.
Un ruiseñor manchado de naranjas, un hilo
de incorruptible canto, de fuerza deshojada.
Ay, muchacho, en la luz sobrevino la pólvora
y tú, con ruiseñor y con fusil, andando
bajo la luna y bajo el sol de la batalla.

Ya sabes, hijo mío, cuánto no pude hacer, ya sabes
que para mí, de toda la poesía, tú eras el fuego
azul.
Hoy sobre la tierra pongo mi rostro y te escucho,
te escucho, sangre, música, panal agonizante.

No he visto deslumbradora raza como la tuya,
ni raíces tan duras, ni manos de soldado,
ni he visto nada vivo como tu corazón
quemándose en la púrpura de mi propia bandera.

Joven eterno, vives, comunero de antaño,
inundado por gérmenes de trigo y primavera,
arrugado y oscuro como el metal innato,
esperando el minuto que eleve tu armadura.

No estoy solo desde que has muerto. Estoy con los que
te buscan.
Estoy con los que un día llegarán a vengarte.
Tú reconocerás mis pasos entre aquellos
que se despeñarán sobre el pecho de España
aplastando a Caín para que nos devuelva
los rostros enterrados.

Que sepan los que te mataron que pagarán con sangre.
Que sepan los que te dieron tormento que me verán
un día.
Que sepan los malditos que hoy incluyen tu nombre
en sus libros, los Dámasos, los Gerardos, los hijos
de perra, silenciosos cómplices del verdugo,
que no será borrado tu martirio, y tu muerte
caerá sobre toda su luna de cobardes.
Y a los que te negaron en su laurel podrido,
en tierra americana, el espacio que cubres
con tu fluvial corona de rayo desangrado,
déjame darles yo el desdeñoso olvido
porque a mí me quisieron mutilar con tu ausencia.

Miguel, lejos de la prisión de Osuna, lejos
de la crueldad, Mao Tse-tung dirige
tu poesía despedazada en el combate
hacia nuestra victoria.
Y Praga rumorosa
construyendo la dulce colmena que cantaste,
Hungría verde limpia sus graneros
y baila junto al río que despertó del sueño.
Y de Varsovia sube la sirena desnuda
que edifica mostrando su cristalina espada.

Y más allá la tierra se agiganta,
la tierra
que visitó tu canto, y el acero
que defendió tu patria están seguros,
acrecentados sobre la firmeza
de Stalin y sus hijos.
Ya se acerca
la luz a tu morada.
Miguel de España, estrella
de tierras arrasadas, no te olvido, hijo mío,
no te olvido, hijo mío!
Pero aprendí la vida
con tu muerte: mis ojos se velaron apenas,
y encontré en mí no el llanto,
sino las armas
inexorables!
Espéralas! Espérame!

Pablo Neruda

Te quiero porque te quiero

Te quiero porque te quiero
porque quiero quererte
y más te quiero si tú,
me dices que me quieres.
Te quiero porque te quiero
desde los pies a la frente,
a tus costados yo quiero
a tus ojos, a tus sienes.
Te quiero sin disculpas
a ratitos y siempre
por la mañana te quiero
y cuando todos duermen,
te quiero porque te quiero
y porque quiero quererte
y no hay más verdad
en mi vida 
que la vida que te quiere 
y esa suerte dichosa
que es la suerte de tenerte.
 
 
Álvaro Serrano Hermo

Compartimos la memoria.

Viento, viento de libertad,
cuando te empuja en la espalda
te transporta más allá,
pero si viene de frente
es el enemigo más fuerte
que habrás encontrado jamás.

Tempestades de tinieblas
nos toca todos los días luchar,
aún cuando lloras,
aún cuando ríes,
aún cuando no tienes ganas de más,
pero si cedes medio milímetro,
no conseguirás levantar.

El día, la noche, la madrugá
todo momento es bueno
para enfrentarse y batallar,
que la agonía de los muertos
nunca te debe tocar.

La compañía de un alma
nunca debe superar
el hueco que hay en tu cuerpo
el huceo que tu alma te da,
mas si no te arriesgas nunca
a compartir tu memoria
estarías castigándote
a vivir como la escoria.

jueves, 5 de mayo de 2011

Sobrepoblación, crisis de sostenibilidad y posibles soluciones:


En el presente texto no se pretende hacer un análisis exhaustivo sobre la problemática que afecta a la sostenibilidad de los recursos, o al manejo de los desechos. Tampoco se intenta plantear soluciones claramente estudiadas, ni elaboradas al problema, las cuales son de carácter tanto político, como económico. Para ello se necesitarían varios años de estudio y especialistas de diferentes campos de investigación, además de una fuerte voluntad política a nivel de Estado. Simplemente se intentan dar unas pequeñas pinceladas para exponer los principales aspectos de la problemática en cuestión y abordar alguna de las alternativas que desde ciertos sectores de la sociedad se están planteando.

Para poder entender las causas de la crisis ecológica (principalmente en la obtención de recursos) que desde hace unas décadas se viene observando a nivel global, y que está siendo manifiestamente presente en la actual crisis económica, es necesario estudiar cómo ha evolucionado la población en los últimos tiempos. Desde el inicio de la industrialización, hace dos siglos y medio, la población mundial ha incrementado su número sustancialmente como consecuencia de una drástica disminución en la mortalidad y no tanto por un incremento de la natalidad, que también ha descendido en la mayoría de países. Los datos de crecimiento de la población mundial (datos de los que disponemos pertenecientes a la fase moderna de la historia del hombre) indican que el crecimiento de la población sigue una pauta típica. Según Raymond Pearl describe una curva sigmoidea, empezando con unas condiciones de estabilidad en los números, la población crece, primero muy despacio, después a un ritmo rápidamente acelerado y finalmente despacio de nuevo, cesando eventualmente cuando se establece un nuevo equilibrio.


El crecimiento moderno de la población se distingue claramente de todos los anteriores incrementos por tres cosas: su dimensión, su continuidad y su duración. Es muy interesante destacar, cómo antes de 1750 y durante siglos, la población mundial se mantenía aproximadamente cercana a los mil millones de individuos, desde entonces se ha multiplicado casi por siete. Es de suponer que este incremento exacerbado tiene y tendrá consecuencias irremediables que debemos conocer y afrontar. Es importante remarcar que casi desde que se empezó a detectar el problema, muchos científicos, entre ellos Malthus, expusieron varios métodos para regular la población. No voy a entrar a estudiarlos, ni a valorarlos, simplemente expondré que  Malthus define dos métodos para evitar la explosión demográfica, los métodos positivos, que aumentan la tasa de mortalidad, y los preventivos, que disminuyen la natalidad. En estos últimos los neomalthusianistas incluyeron los métodos anticonceptivos.

Es fácil imaginar, cuál va a ser uno de los principales problemas a los que la sociedad va a tener que enfrentarse para sostener una población con una tendencia ampliamente creciente. El primero que se nos viene a la cabeza es, de dónde sacar los recursos necesarios para mantenerla. Y  cuando en el siglo veintiuno hablamos de recursos, no sólo hablamos de alimentos, que también, sino de un problema quizá más acuciante, las energías. En el año 2000, ya éramos seis mil millones de habitantes en el planeta, y cada uno de nosotros utilizaba, como media, cuatro veces más de energía que sus antepasados de hace cien años. A lo largo del siglo XX, el consumo de combustible fósil fue dieciséis veces mayor que en el siglo anterior. Teniendo en cuenta que de toda esta energía, una mínima proporción es renovable, es evidente que tenemos un problema.

Pero como he dicho antes, las energías aún siendo un problema fundamental, no es el único que ha de preocuparnos. En las últimas dos décadas, la Ecología Humana se ha desarrollado ampliamente y ha aportado varios términos, que nos van a ser muy interesantes para entender la problemática de la obtención de recursos, recursos en general y no solamente energía. El primero es la Biocapacidad del planeta, se refiere a la superficie económicamente útil. Sobra decir, que aunque vivimos en un planeta extenso, hay muchas regiones geográficas y topográficas, que nunca serán aprovechables en términos de economía de los recursos. Por ejemplo, desiertos, polos, altas montañas, fosas submarinas, etc. En 2003 la superficie económicamente útil de la Tierra, o sea su Biocapacidad, correspondía a 11200 mill. hac. Esto es 1,8 hectáreas por persona. Para terminar de entender la ecuación simplificada, hay que mencionar el otro concepto muy utilizado en la actualidad. Huella Ecológica, es decir, la superficie del planeta, terrestre y marítima, que precisamos para mantener las actividades económicas hoy existentes. En 2003 ascendía ya a 14100 mill hac, o sea, 2,2 hac por persona. No es difícil de observar, que ya en el 2003 (hace ocho años) ya existía un déficit en la superficie útil, y por lo tanto, en la posibilidad de proporcionar los recursos necesarios a toda la población. Hay que tener en cuenta, que evidentemente no tienen la misma huella ecológica personas nacidas en Australia, EE.UU o Europa, que las nacidas en países del África Subsahariana, siendo la de éstos mucho menor que la de los primeros.

Para no generar pánico al lector, resaltaré que se están estudiando alternativas a modelos productivos, diferentes de los que hoy imperan. No por ello hay que olvidar, que la población no podrá seguir creciendo siempre y que la sociedad global en su conjunto, tendrá que enfrentarse al problema, y esperemos que sea de una forma justa y democrática.

Pues bien, una de las soluciones que actualmente entre grupos de sociólogos y politólogos, desconozco si desde el campo de la ecología también, se está promoviendo, es el Decrecimiento. La tesis es la siguiente, no se puede mantener un crecimiento económico eternamente, por lo cual intentando que afecte lo mínimo al desarrollo humano, hay que reducir considerablemente ciertas actividades económicas, por supuesto principalmente en el los países del Norte desarrollado. Las actividades económicas que se verían afectadas tendrían necesariamente que ser, las que más afecten al medio ambiente, por ejemplo, la industria del automóvil, la armamentística, la construcción de infraestructuras, etc… También se apostaría por el desarrollo de una economía local, en antítesis de la economía global actualmente establecida. Desarrollo de una agricultura y ganadería lo más cerca posible de los lugares de consumo. Reducción de las transacciones de mercancías a grandes distancias, siempre claro, que se pudiera evitar. Restricción notable del espacio publicitario. Reducción del gasto energético. Reorientar la investigación tecnocientífica. Evidentemente estas actuaciones tendrían grandes consecuencias, y una de ellas, es el gran número de puestos de trabajo que se perderían al reducir las actividades económicas anteriormente descritas. Este aspecto es a día de hoy uno de los más controvertidos, pero existen también soluciones. Se intentarían crear y ampliar aquellos sectores de la economía vinculados con la satisfacción de las necesidades sociales y la atención del medioambiente. También se aporta la conveniencia de repartir el trabajo en los segmentos económicos tradicionales que, por lógica, quedarán sobre el terreno. Además, sería interesante plantearse la vieja reclamación sindical de trabajar menos, para que trabajemos todos.

Por último, hay que tener en cuenta que todas estas medidas no se pueden llevar a cabo, si la ciudadanía en general no reduce su consumo exacerbado e ilógico, y apuesta por unas actividades de ocio más relacionadas con la comunicación y la sociabilidad y menos con el consumo. Las medidas a tomar son grandes y costosas, pero todavía pueden ser eficientes. La pregunta que nos tenemos que hacer es, si tenemos una alternativa o si queremos apostar por ella. En caso contrario, es mejor no pensar en estas cosas, vivir lo mejor posible y el que venga detrás que se las apañe.