viernes, 27 de abril de 2012

La Máquina:

La máquina, ese monstruo incansable que consume nuestras vidas.
Algunos han firmado el pacto con el diablo,
han pronunciado tres veces su nombre.
Han liquidado las esperanzas y se han hundido en la desidia
Hace años ya que el arcángel de hierro campa con ganas
destrozando lo que pilla y transformándolo en nada.
Pero ahora es cada vez más fuerte, se ha alimentado y ha crecido grandiosa
Sus propios dueños la reverencian, haciéndose súbditos de la desgracia.
Cada vez más control, cada vez más ansias
Cada vez más virulencia en destrozar a sus anchas
Los pocos pueblos que renuncian a ella, primitivos según cacareos patricios
Se ven obligados a luchas de escarnio y a muertes de rabia.
A abandonar sus tierras y sus vidas con la Pachamama
A emprender peleas o a suplicar migajas
Nosotros, espectadores tras la ventana
Ese ojo que nos atrapa, mascota misma de la gran máquina
Nos muestra a las víctimas, como demonios y salvajes que matan.
Pero, ¿quiénes somos nosotros? ¿Víctimas? No
Verdugos, alienados y lacras.
Vemos lo que vemos y no se nos caen ni las lágrimas.
Hemos entregado todo para salvar a la máquina
Nuestra dignidad, nuestra fuerza, nuestras almas.
Hemos renunciado a ser libres, por mirar por la ventana
En lugar de salir al mundo a escuchar la llamada.
En lugar de respirar aire puro y volver a la manada
Hemos renunciado a todo, por servidumbre voluntaria.
¡Qué  lástima! ¡Qué lástima! ¡Qué lástima!

2 comentarios:

  1. Muy chulo Carlos! refleja esa rabia que te hace tan distinto. Espero que nos envíes pronto ese video de tu recital!!! ;)

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    Respuestas
    1. Gracias señor!!

      Luego ya sabes que no tengo tanta rabía, soy un trocito de pan, jejeje.

      Abrazos gordos

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