Me encuentro en una sala que pretende oler a
intelectual, pero allí te sorprende algo muy diferente. Pseudointelectuales o
intelectuales de pacotilla. Aquellos que no se mezclan con la sociedad que les
rodea. Parece, cómo si vivieran en una burbuja al margen de lo que ocurre en la
calle. Creen estar por encima del bien y del mal. Estos pseudointelectuales, no
sólo no intervienen en la sociedad a la que pertenecen, esa, que ha pagado con
sangre, sudor y lágrimas, sus conocimientos. Además, miran por encima del hombro
todo lo que creen inferior a ellos. He ahí, la gran ironía y el momento en el
que se delatan como falsos intelectuales, como analfabetos funcionales. Como
sofistas crédulos, juzgan sin prestar atención a las causas y sin una
autocrítica. Una persona que se dice culta, nunca toma una proposición como
verdadera sin contrastarla antes. Por tanto, si ellos, sin cuestionarse a sí
mismos y a sus condicionantes, sin entender el por qué ellos han podido ejercer
la habilidad intelectual y otras personas no. Si son capaces de autoproclamarse
más necesarios que, por ejemplo, un barrendero, o una enfermera, o un músico, pierden
para mí, toda credibilidad como trabajadores del conocimiento, sea cual fuere
su disciplina.
Señoras y señores. No sois más imprescindibles
que nadie, pero digo más, no habéis hecho nada fuera de lo normal. Cuando una
persona se rodea de unas circunstancias propicias para ejercer una profesión y
la ejerce, no es nada extraño. Nadie se asombraría, porque un hijo de un buen
agricultor, se transformará en un excelente agricultor. Tiene mérito, ha
mejorado la habilidad de su padre, pero
a nadie le sorprenderá. Pero si un hijo de un médico, descubre una vacuna importante,
será recordado. Pues bien, y sin quitarle halagos al médico o al hijo del
médico. No ha hecho nada fuera de lo normal, podría no haberse esforzado en su
trabajo y no haber conseguido nada, pero como digo, cientos de miles de
personas, se esfuerzan día a día en sus trabajos y nadie les da una medalla.
Pero quiero ir más allá en la crítica. Nos
guste o no, la sociedad, y cuando hablo de sociedad, hablo de los curritos/as
que la mantienen, han trabajado duramente, para que estos señores/as, en sus
universidades, investiguen. Si alguien que, con mucho esfuerzo, no lo dudo, no
es capaz de entender, que debe mucho respeto a las personas que con su trabajo
han hecho posible su aprendizaje, estamos perdidos. Por lo tanto, a mi modo de
entender la vida, cuando una persona trabajadora del conocimiento, se centra
demasiado en sus estudios y deja de lado a la sociedad que ha posibilitado su
condición, esa persona es un intelectual de pacotilla. Creo que igual que un barrendero
trabaja para que las calles estén limpias, un trabajador del conocimiento debe
trabajar para mejorar la sociedad, cuando hablo de mejorarla, hablo de hacerla
más justa. No aumentar la productividad, no. Eso no es mejorar la sociedad.
Mejorar la sociedad es hacerla más equitativa.
Todas las personas de este mundo tienen la
obligación de mirar al que hay al lado, e intentar ayudar en lo posible. Por lo
menos, ese es mi parecer. Pero alguien que ha conseguido una capacidad, gracias
a que una sociedad se la ha facilitado. Esa persona tiene una doble
responsabilidad. A un trabajador del conocimiento, no debería de valerle con
ser un engranaje más de la producción científico-técnica o cultural, debería
también cuestionarse qué produce y si cumple una función para las personas que
se encuentran a su alrededor.
Un artículo ciertamente ridículo. Es poco probable encontrarse con algo tan absurdo como esto que has escrito.
ResponderEliminarNo se si has estado alguna vez en la cafetería de la filmoteca, pero si ha sido asi, realmente no te has enterado de nada.
Hola señor/a anónimo/a!
EliminarPrimeramente decirte que no es un artículo, ni siquiera es un artículo de opinión. Si te fijas bien, está en una sección del blog que pone locura en párrafos.
Es algo que percibí allí, pero que luego generalizo. No solamente hablo de la gente que va allí a la filmoteca, de hecho, evidentemente no conozco a todas las personas que por allí pasan. Pero repito que es una impresión que tuve cuando estuve por allí, igual que la tengo cuando voy por varios sitios más.
Quizá esto lo debería haber especificado, pero no me parece importante. No creo que esté desprestigiando a la Institución en sí, ni lo pretendo, ni tengo interés. Si alguien por mi escrito, como veo que te ha pasado a ti, es lo que interpreta,quizá es que no he sabido explicarme bien. No habré conseguido mi objetivo como comunicador, pero de ninguna manera voy a retractarme de lo escrito. No lo considero necesario.
Bueno compañero/a anónimo/a, me gustaría poder llamarte por tu nombre o seudónimo, pero veo que criticar identificado no es tu estilo. Un placer y gracias por comentar y expresar tu opinión.