sábado, 9 de junio de 2012

Cafetería de la filmoteca, Madrid


Me encuentro en una sala que pretende oler a intelectual, pero allí te sorprende algo muy diferente. Pseudointelectuales o intelectuales de pacotilla. Aquellos que no se mezclan con la sociedad que les rodea. Parece, cómo si vivieran en una burbuja al margen de lo que ocurre en la calle. Creen estar por encima del bien y del mal. Estos pseudointelectuales, no sólo no intervienen en la sociedad a la que pertenecen, esa, que ha pagado con sangre, sudor y lágrimas, sus conocimientos. Además, miran por encima del hombro todo lo que creen inferior a ellos. He ahí, la gran ironía y el momento en el que se delatan como falsos intelectuales, como analfabetos funcionales. Como sofistas crédulos, juzgan sin prestar atención a las causas y sin una autocrítica. Una persona que se dice culta, nunca toma una proposición como verdadera sin contrastarla antes. Por tanto, si ellos, sin cuestionarse a sí mismos y a sus condicionantes, sin entender el por qué ellos han podido ejercer la habilidad intelectual y otras personas no. Si son capaces de autoproclamarse más necesarios que, por ejemplo, un barrendero, o una enfermera, o un músico, pierden para mí, toda credibilidad como trabajadores del conocimiento, sea cual fuere su disciplina.

Señoras y señores. No sois más imprescindibles que nadie, pero digo más, no habéis hecho nada fuera de lo normal. Cuando una persona se rodea de unas circunstancias propicias para ejercer una profesión y la ejerce, no es nada extraño. Nadie se asombraría, porque un hijo de un buen agricultor, se transformará en un excelente agricultor. Tiene mérito, ha mejorado la habilidad  de su padre, pero a nadie le sorprenderá. Pero si un hijo de un médico, descubre una vacuna importante, será recordado. Pues bien, y sin quitarle halagos al médico o al hijo del médico. No ha hecho nada fuera de lo normal, podría no haberse esforzado en su trabajo y no haber conseguido nada, pero como digo, cientos de miles de personas, se esfuerzan día a día en sus trabajos y nadie les da una medalla.  

Pero quiero ir más allá en la crítica. Nos guste o no, la sociedad, y cuando hablo de sociedad, hablo de los curritos/as que la mantienen, han trabajado duramente, para que estos señores/as, en sus universidades, investiguen. Si alguien que, con mucho esfuerzo, no lo dudo, no es capaz de entender, que debe mucho respeto a las personas que con su trabajo han hecho posible su aprendizaje, estamos perdidos. Por lo tanto, a mi modo de entender la vida, cuando una persona trabajadora del conocimiento, se centra demasiado en sus estudios y deja de lado a la sociedad que ha posibilitado su condición, esa persona es un intelectual de pacotilla. Creo que igual que un barrendero trabaja para que las calles estén limpias, un trabajador del conocimiento debe trabajar para mejorar la sociedad, cuando hablo de mejorarla, hablo de hacerla más justa. No aumentar la productividad, no. Eso no es mejorar la sociedad. Mejorar la sociedad es hacerla más equitativa.

Todas las personas de este mundo tienen la obligación de mirar al que hay al lado, e intentar ayudar en lo posible. Por lo menos, ese es mi parecer. Pero alguien que ha conseguido una capacidad, gracias a que una sociedad se la ha facilitado. Esa persona tiene una doble responsabilidad. A un trabajador del conocimiento, no debería de valerle con ser un engranaje más de la producción científico-técnica o cultural, debería también cuestionarse qué produce y si cumple una función para las personas que se encuentran a su alrededor.

2 comentarios:

  1. Un artículo ciertamente ridículo. Es poco probable encontrarse con algo tan absurdo como esto que has escrito.
    No se si has estado alguna vez en la cafetería de la filmoteca, pero si ha sido asi, realmente no te has enterado de nada.

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    1. Hola señor/a anónimo/a!

      Primeramente decirte que no es un artículo, ni siquiera es un artículo de opinión. Si te fijas bien, está en una sección del blog que pone locura en párrafos.
      Es algo que percibí allí, pero que luego generalizo. No solamente hablo de la gente que va allí a la filmoteca, de hecho, evidentemente no conozco a todas las personas que por allí pasan. Pero repito que es una impresión que tuve cuando estuve por allí, igual que la tengo cuando voy por varios sitios más.

      Quizá esto lo debería haber especificado, pero no me parece importante. No creo que esté desprestigiando a la Institución en sí, ni lo pretendo, ni tengo interés. Si alguien por mi escrito, como veo que te ha pasado a ti, es lo que interpreta,quizá es que no he sabido explicarme bien. No habré conseguido mi objetivo como comunicador, pero de ninguna manera voy a retractarme de lo escrito. No lo considero necesario.

      Bueno compañero/a anónimo/a, me gustaría poder llamarte por tu nombre o seudónimo, pero veo que criticar identificado no es tu estilo. Un placer y gracias por comentar y expresar tu opinión.

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